domingo, 30 de junio de 2013

Capítulo 39.

Días después.

-¿Qué tal tu segundo día en casa? – Preguntaba mi amiga tomando asiento a mi lado.
-Bien. Aburrido.
-No entiendo cómo Jones pudo llegar a ese extremo… - Comentaba Hel mientras había su botellín de cerveza.

Yo, me mantenía abrazando a un cojín y mirando sin prestar atención a la televisión.

-Ni yo… - Musité.

Devolví la mirada hacia el televisor abrazando más fuertemente el cojín. Ladeé mi cabeza un par de veces y volví a mirar a Hel que daba tragos largos a ese botellín.

-¿Sabes? Al final le dije a Harry que no me iba a ir con ellos al tour. – Pronunció cuando terminó de tragarse esa bebida.

Mi cara se transformó completamente. Se me olvidó por completo el tour…

-¿Cómo? ¿Por qué? – Pregunté.
-Ayer estuvimos cenando y comenzamos a hablar. Llegamos a la conclusión de que los dos somos jóvenes, él mucho más. Ninguno de los dos queremos atarnos a nadie, y yo no quiero dejar mi vida de aquí para irme con él. Además, no quería dejarte aquí sola…
-¡Qué más da! Estoy bien. – Mentí.

En realidad estaba mal. Muy mal y hecha un completo lío. Parecía que alguien se había cebado en hacerme la vida imposible.

Primero las fotos, luego Zayn no quería saber nada de mí, me despidieron y el beso de Cody… Y para colmo, en pocas horas el chico del que estaba enamorada tomaría un avión el cual le llevaría a dar la vuelta a gran parte del mundo. Quizás ni le volviese a ver.

- ¿No piensas hacer nada? – Preguntó Hel.
-¿Cuándo?
-¿No piensas irte a despedir de Zayn?
-Me lo dejó bien claro, Hel. Él no quiere saber nada de mí. Sabes que yo sé cuando parar las cosas, y esta es una de ellas.

Hel me miraba pendiente de mi confesión. Estaba segura de que tenía ganas de asesinarme. ¡Sabía que le quería y que todo eso era falso!

Al menos en esos días, no se publicó ninguna foto más.

Mi móvil comenzó a vibrar encima de esa mesa. Miré a Hel en busca de una mirada de complicidad y ella me animó a cogerlo.

La esperanza de que fuese él crecía y me abalancé sobre el aparato electrónico.

Sin embargo, mi gesto cambió cuando vio de quien se trataba: “Cody”

Lo solté rápidamente en el mismo sitio donde estaba y recuperé la postura previa.

-¿No lo vas a coger? – Curioseó Hel.
-No… - Balbuceé.

Mi amiga se arrimó a la mesa y cogió el teléfono para mirar de quien se trataba.

-¡Es Cody! – Exclamó.
-Sí, es él.
-¡Cógelo!
-No. No quiero.
-¡Vamos! Cody es tu amigo. Solo querrá consolarte.
-Estoy bien, no necesito consuelos.
-Está bien, lo cogeré…
-¡Espera! – La interrumpí quitándole bruscamente el móvil de las manos.

Hel se quedó sorprendida de mi reacción y me miraba perpleja.

Dejé el teléfono encima de la mesa y segundos después dejó de sonar.

-Hel… 

Ella me miraba pendiente de mi confesión.

-Cody me ha besó.

Mi amiga cerró un instante los ojos para procesar lo que le acababa de decir y los volvió a abrir para mirarme.

-¿Qué? – Susurró incrédula.

Asentí con la cabeza.

-¿Cuándo? – Preguntó ella.
-El otro día, cuando Jones me despidió.

Algo hizo sobresaltarnos a las dos. El timbre.

Hel continuaba pestañeando en el sofá y yo observando su reacción.

-Iré yo… - Pronunció mientras se levantaba del sofá y se dirigía sin quitarme ojo a la puerta.

Un calor incómodo se apoderaba de mi cuerpo. Estaría roja, o quizás azul. ¿Quién sabe? Ya cualquier cosa era de esperar para mí. 

Miré hacia todas direcciones y encontré el botellín de Hel, el cual cogí y bebí un largo trago para calmar mi sofocado calor.

-¡Cody! – La voz de Hel exclamando ese nombre hicieron sobresaltarme.

Aclaré mi garganta de la bebida y miré hacia todos los rincones.

-¿Puedo pasar? – Escuché de la voz del chico.
-Bueno… la verdad es que estoy liadilla… - Respondió Hel.

Mi búsqueda continuaba. Necesitaba un sitio rápido.

-Tomaré eso como un sí. – Dijo el chico.
-Pero, espera Cody.

El insistente tono de mi amiga no sirvió para nada ya que el chico ya había emprendido camino hacia el salón.

No tenía tiempo. Debía encontrar algún sitio rápidamente.

“¡Las cortinas!” Me exclamé.

Rápidamente me dirigí hacia ellas e intenté tapar la mayor parte de mi cuerpo con ellas.

Su poca transparencia me impedía ver con claridad donde estaba el chico, por lo que tuve que abrirlas un poco.

-¿Y ____? – Preguntaba.

Mi amiga miraba por todos los rincones del salón. Estaría sorprendida de mi rápida desaparición.

-¿Está aquí? – Insistía el chico. – Necesito hablar con ella, es algo muy importante.
-No… no… Bueno, en realidad no sé. - Pronunció Hel confusa.
-La he estado llamando pero no me cogía el teléfono.
-No sé donde está, Cody. Será mejor que te marches y otro día, más tranquilamente pues…

Un terrible golpe nos intimidó a todos. El cuadro que tenía al lado de las cortinas se había caído y había impactado fuertemente contra el suelo.

Mis ojos estaban apretados con fuerza, al igual que mis puños apretaban la cortina.

-¿Qué ha sido eso? – Preguntó el chico.

Tapé rápidamente mi cara con el cacho de tela y contuve la respiración.

-No sé, Cody… - Hel corría detrás de él. – El viento.
-Entonces será mejor que cierres la…

El chico cogió la cortina y la desplazó hacia un lado, dejándome casi desnuda de excusas.

Eso no lo había pensado. No.

Narra Zayn.

Revisaba por última vez la lista de cosas que me llevaría por toda Europa.

No me olvidaba de nada, o eso creía.

-¿Estás listo? – La voz femenina de Taylor invadió completamente mi habitación.
-¿Cómo has entrado? – Pregunté sobresaltado.
-Harry me prestó las llaves, están esperándote.

La chica se acercó a mí y besó sutilmente mis labios.

Rodeé su cadera y correspondí ese dulce beso con otro.

-Enseguida voy. – Concreté.

Taylor abandonó sonriente la habitación y yo cerré la maleta por fin.

Eché un último vistazo a mi habitación.

Ahí empezaba el sueño de cualquier persona que soñaba con triunfar en el mundo de la música. Ahí empezaba el sueño que cualquier chico desearía tener.

Pero yo no estaba entusiasmado. Me dejaba algo en esa ciudad que había marcado un antes y un después en mi vida. Me la dejaba a ella.

Era inevitable no pensarla, más bien era imposible. Pero ese dolor al ver las fotos, ese dolor a ver la traición era demasiado grande comparado con lo que sentía por ella. Me dolió muchísimo.

Aspiré por última vez el aire de esa habitación y cerré la puerta.

~

-¡Ya está todo! – Exclamó Paul metiendo mis maletas en la parte trasera de la furgoneta.
-¿Estáis listos, chicos? – Exclamó Niall.
-¡Estamos listos! – Contestaron Liam, Louis y Harry.

Mi énfasis no era el mismo que el de ellos. No se comparaba.

Algo me ataba a esa ciudad, algo me pedía que no me fuese. Algo que, fuese lo que fuese, no podía descubrir.

Todos tomamos asiento en la furgoneta.

Mi asiento estaba al lado del de Taylor, que se acomodó mucho antes que yo.

-Gracias. – Me susurró ella posando su mano en mi pierna.
-¿Por qué? – Pregunté curioso.
-Por darme una oportunidad en tu vida.

La sonreí.

“Es el clavo” Me dije “Ella es el clavo”

Pero por mucho que me intentase auto convencer, en mi mente solo estaba ella, ______.

El motor del coche comenzó a sonar. El vehículo comenzó a andar.

Ahí dejaba todo. Ahora íbamos rumbo al aeropuerto. Ya no había marcha atrás.

Próximo destino: Europa.

Narra _____

La cara perpleja de Cody me descuadró. Sus ojos parecían enrojecerse. Parecía haberle sentado realmente mal.

-Hola… - Musité.
-¿Qué hacías ahí escondida? – Preguntó, como pudo.
-No estaba escondida, solo… limpiaba los cristales.
-Tranquila. – Exclamó él. – No venía a besarte, ni a nada por el estilo. Sólo venía a ayudarte…

Le miré culpable y tragué saliva. 

-¿En qué? – Pregunté.

-Sé quien ha publicado las fotos. – Confesó.


sábado, 29 de junio de 2013

Capítulo 38.

Narra Zayn

Mis manos metidas en los bolsillos de mi pantalón ajustado. Empezaba a hacer frío en esas calles.

Miraba a todos los lados posibles pero no había rastro de Taylor.

Mi cabeza solo pensaba en una misma cosa. No podía quitármela de en medio.

-¿Quién soy? – Pronunció alguien que posó sus manos en mis ojos quitándome la vista.

Sonreí y llevé mis manos hacia mi espalda hasta dar con el cuerpo de la chica.

-Mmmm… no sé. – Mentí.

Llevé mis manos perfilando sus perfectas curvas.

-¡Eh! – Exclamó. – No seas cerdo, Zayn. ¡Me has tocado el culo!

El sobresalto de la chica hizo que sus manos desapareciesen de mis ojos. Su risa me hizo sonreír.

Me giré sin quitar la sonrisa de mi rostro, pero no había nadie.

Solo el aire que paseaba por esas calles corría a toda prisa entre los árboles y llegaba hasta mi cuerpo.

Todo había sido una simple imaginación. Por un momento creí que ella estaba ahí. Por un momento olvidé todo lo que había pasado estos días atrás.

La quería, y me daba cuenta cada día más, pero era algo imposible.

Necesitaba encontrar a alguien que me valorase por lo que era y no por lo que tenía.

Un clavo saca a otro clavo, ¿no? Pues yo debería de buscarlo.

-Hola, Zayn.

Una voz femenina hizo que abandonase por un milisegundo el estado de shock en el que me encontraba.

Miré el rostro de la chica rubia. Ella estaba riendo, vergonzosa. El rubor de sus pómulos hacía que pareciese aún más dulce.

Sonreí.

-Hola, Taylor.

Ambos nos quedamos quietos y callados en esa calle, sin saber qué hacer ni qué decir.

-¿Te apetece café? – Propuse.
-Sí, por supuesto.

Sonreí a la amable decisión de ella y comenzamos a andar, uno paralelo a otro.

-¿Qué tal te ha ido todo en estos días? – Inicié una conversación.
-Bien. Me he sentido vacía, sola. Pero creo que lo necesitaba…

La miré de reojo, preocupado pero sonreí al destacar ese bien que había dicho al principio de la frase.

-¿Y tú? ¿Qué tal?

Me encogí de hombros. Esa era la perfecta respuesta a la pregunta que me acababa de lanzar Taylor. Ni siquiera yo sabía como estaba.

-¿No estás entusiasmado?
-¿Por qué iba a estarlo?

Taylor frunció el ceño. No entendía nada, era normal.

Me coloqué en frente de la cafetería y abrí la puerta dejando paso a la chica primero. Después la sujeté la espalda y pasé tras ella.

Echamos un vistazo primero y nos decidimos por una mesa acogedora. Ahí no destacaríamos mucho.

-¿Qué quieres? – Preguntó Taylor.
-¿Pides tú?
-Claro, te invito.
-Pues... Café. Con poca leche, por favor.

La chica hacía como si apuntase algo en el aire, cosa que me sorprendió y me sacó una sonrisa.

Después se desplazó unos metros hacia atrás para llegar hasta la barra donde pediría los cafés.

Yo me quedé observando el exterior.

Narra ____

Mi pierna no cesaba de moverse. Mis ojos necesitaban pestañear más de lo normal y mi saliva aumentaba, por no hablar ya del ritmo cardíaco.

El hombre encajaba constantemente los folios y miraba hacia todos los lados del despacho.

Algo malo se estaría pensando decirme, estaba dándole muchas vueltas a todo.

-Su trabajo, señorita, ha sido excelente todo este tiempo. – Comentó Jones. – Pero como la acabo de decir, todo esto que ha hecho es bastante grave, con lo cual, debemos prescindir de usted.
-¡¿Qué?! – Exclamé.
-Sabe perfectamente que en ningún momento pudo mezclar trabajo con sentimientos, y lo ha hecho. Debió pensarlo antes. La imagen de la revista vale mucho más que una aventura con un famoso. Lo siento, señorita
-Jones, no me puede estar diciendo esto enserio, ¿no?

El hombre asintió con la cabeza y, segundos después, se levantó de su silla para acompañarme a la puerta.

Mi preocupante estado de shock me inmovilizaba. No podía moverme de aquel cómodo sillón negro que adornaba el despacho.

-Señorita… - Insistía Jones al lado de la puerta del despacho.

Agarré de nuevo mi carpeta y me levanté con lágrimas en los ojos del asiento.

Comencé a andar lentamente hacia la puerta y me coloqué al lado de Jones.

Le miré una última vez con los ojos empañados y él pareció arrepentido.

-Jones…
-Lo siento, ____.

Abrió la puerta y apoyó su mano en mi cadera para animarme a salir por fin del despacho. Después, cerró la puerta.

Quedé rápidamente en el pasillo, donde estaba Cody sentado en el suelo.

Rápidamente se puso de pie y acudió a mí.

-¿Qué te ha dicho? ¿Qué tal? – Preguntó ansioso.

Le miré con los ojos llorosos y él giró el labio.

-¿Enserio? – Replicó.

Asentí con la cabeza e inmediatamente pasó sus brazos por mi cuerpo abrazándome profundamente.

-Tampoco creo que fuese tan grave, joder. – Dije mientras estaba oprimida contra el pecho de mi amigo.
-No lo es. No sé qué mosca le habrá picado. Esta revista pierde a una gran profesional...

La respiración de Cody y su fuerte latido del corazón en mi oído hizo que me tranquilizase, además de las palabras que me acababa de decir como un cumplido. Ese chico siempre estaba cuando le necesitaba.

Me alejé de su cuerpo y le miré directamente a sus ojos azules.

-Cody… Gracias.

Él coincidió sus ojos con los míos y sonrió ruborizado.

Nuestras miradas estaban contactadas, al igual que todo. Ese chico me transmitía sensaciones tan extrañas.

Sin embargo, todo cambió cuando noté que los labios de ese chico estaban totalmente pegados a los míos, y que sus manos estaban en mi cara. Abrí los ojos que, inconscientemente tenía cerrados, y me percaté de que era verdad. El chico me estaba besando. Ahí, delante de todo el mundo, nos estábamos besando. 

Se separó rápidamente de mí y pestañeé fuertemente incrédula. Después le miré.

La cara del chico era completamente de asombro.

Mi respiración estaba agitada. No podía creerme lo que acababa de pasar.

-¡Hey, chicos!

Una voz animada aparecía detrás de nosotros.

Cody seguía agarrando mis brazos con sus manos y los dos nos mirábamos fijamente. Ninguno de los dos era completamente consciente de lo que acababa de pasar.  

Era Hel. Venía apresurada hacia nosotros. Ambos nos separamos rápidamente cuando la chica se acercó a nosotros.

-¿Qué ha pasado, cielo? – Preguntó.

Yo continuaba incrédula. No sabía qué hacer. Se me había olvidado hablar.

-¿____? – Insistía Hel.
-Voy… voy a tomar café. – Balbuceó Cody.

Le miré en busca de una mirada de complicidad para que me animase a hablar con Hel y contarle todo lo que me había dicho Jones, pero sus ojos azules iban directos a la moqueta que decoraba el suelo de esas oficinas.

La chica agarró mis hombros y agitó mi cuerpo en busca de una reacción.

-Cielo, ¿estás bien?
-Me… han despedido, Hel.

Narra Zayn.

-Y un descafeinado para ti. – Dijo Taylor mientras me ponía el café en frente.
-Gracias. – Sonreí.

Ella tomó asiento mientras soplaba su pequeña taza de café, debería de estar caliente.

-Bueno, ¿Qué era eso tan importante que tenías que decirme? – Pregunté.

La chica comenzó a mover ahora el café sin dejar de soplarle.

Levantó la mirada encima de su flequillo perfectamente alisado y de color rubio. Sus ojos eran impactantes.

Ella sonrió y dejó de soplar acercándose la silla a la mesa.

-¿Tenéis nueva estilista ya? – Preguntó.
-Mmmm, no. – Contesté. - ¿Por qué?
-¡Genial! – Su sonrisa perfecta se dibujó en su rostro.

Mi labio girado daba paso a la confusión de esa pregunta.

-¿Puedo acompañaros?
-¿Al tour?
-Sí, ser de nuevo vuestra estilista.

La sonrisa entusiasta de la chica me contagió y comencé a remover el café risueño.

-No sé, Tay. No es decisión propia, tengo que hablarlo con los chicos.
-¡Tranquilo!  - Exclamó interrumpiéndome. – A ellos ya les he preguntado y a todos les parece genial.
-Entonces… ¿Por qué me lo preguntas a mí?
-¿Acaso te das cuenta? Tu opinión es la que más me importa.
-¿Por qué?
-¿De verdad vas a hacerme pasar este mal momento otra vez?
-¿Sí…? – Dije dando un trago a ese café que ya parecía estar más frío.
-Te quiero, Zayn. Y voy a luchar hasta el último segundo que pueda para conseguirte.

El café se me atragantó cuando escuché a Taylor decir eso. Aclaré mi garganta y la miré. Estaba sonriente, como nunca. Radiante.

Su cara angelical adornada por esa alta y rizada coleta y esos labios color rojo me hicieron estremecerme.


“Taylor” Me dije. “Taylor es la solución. Taylor es el clavo”

PD. Para quien no lo haya visto, ya he subido el capítulo 1 de la novela de Louis al blog :) http://thepastcomeback.blogspot.com 


jueves, 27 de junio de 2013

Capítulo 37.

Agarraba mi carpeta con miedo. Había estado llamando a la puerta del despacho de Jones pero nadie contestaba.

Mi ceño fruncido estaba observando constantemente el pasillo. Ni siquiera había ido a mi sitio para dejar mis cosas.

Tenía miedo, incluso la insinuación de Jones ayer hacía que el pánico corriese a toda velocidad por mis estrechas venas.

-¿Qué haces aquí? – Preguntó alguien.

Giré mi cabeza haciendo que mi cabello se fuese desplazando tras ella. Era Cody.

Le sonreí.

-Esperar a Jones.
-¿Qué ha pasado?
-Debió de enterarse.
-¿Cómo?
-No es muy difícil, Cody. La noticia ha salido en todos los sitios.

La cara de sorpresa del chico era evidente. Sus ojos estaban más abiertos de lo normal.
Ese gesto de Cody jamás lo había visto. Era un gesto de culpabilidad, ¿por qué lo tendría? No entendía nada.

Narra Zayn.

Abrí la maleta encima de la cama. Era hora de guardar todo para emprender viaje al resto de Europa.

¿Debería de estar entusiasmado? Porque no lo estaba.

La foto que acababa de ver en la montaña rusa me resolvió todas las dudas. Aun que lo negase, era ella quien subía las fotos a internet.

Si no, ¿quién iba a tener una foto tan personal como lo era esa?

-Eh, tío.

Alguien entró por la puerta de mi habitación.

-Harry. – Sonreí.

El chico se acercó a mí con su chaqueta de cuero y golpeó un par de veces mi espalda. Después, se sentó en la cama, al lado de mi maleta.

-¿Estás preparado para irte por Europa?

El énfasis con el que Harry pronunció esa frase me hizo comprender que debería estar entusiasmado. Pero no, no lo estaba.

La culpa la tenía ella, o la tenía yo, por no darme cuenta de que obviamente era una paparazzi que lo único que quería era tener paso limpio hacia mi vida, mi información y a mi dinero.

-Sí, mucho… - Pronuncié débilmente.
-¡Eso va a ser genial!

Le sonreí. Él estaba realmente contento.

-¿Hel viene?
-No lo sé aún.
-Pero Harry, ¿La quieres? – Pregunté.

Un silencio incómodo se creó.

-Claro que la quiero, pero…
-¿Hay peros?
-Olvídalo.

Volteé los ojos en blanco y le miré de nuevo. No entendía por qué había dicho eso, pero sin embargo, no le hice mucho caso. Yo necesitaba desahogarme.

-He llegado a la conclusión de que los secretos en nuestras vidas son imposibles, Harry.
-¿Lo sabe mucha gente?
-Más de la que yo quisiese.
-¿Estás seguro de que ha sido ella? Es raro, parecía que de verdad te quería…
-Claro que ha sido ella. ¿Viste la última foto que publicó?
-Sí, la vi. Por eso te digo que es muy raro que ella se dedique a subir fotos contigo, ¿no? Le perjudicaría a ella.

Harry estaba muy equivocado. Había sido ella, estaba clarísimo.

 Mi móvil comenzó a sonar, me llamaban.

Mi amigo me golpeó de nuevo la espalda y me dejó intimidad para contestar a la llamada.

-Luego hablamos. – Musitó mientras abandonaba la habitación.

Le sonreí y miré a la pantalla del teléfono. Mi ceño se frunció cuando miré quién era. ¿Taylor?

-Hola, Taylor.
-Zayn… - Pronunció mi nombre débilmente.
-¿Qué tal?
-Bien. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
-Bien, bueno…
-Ya he visto las fotos… ¿Cómo pudo haberlas subido?

Encogí mis hombros.

-No sé. – Añadí.
-Bueno, no te llamaba para eso. He venido por aquí a comprarme ropa, querría hablar contigo…
-¿Algo en especial?
-Prefiero hablarlo a la cara.
-Bueno, estoy algo liado…
-No te preocupes, no será mucho tiempo.
-Está bien.
-Te espero en tu puerta.
-Vale.
-Adiós, Zayn.

La chica colgó el teléfono y yo me quedé mirando la pantalla confuso. No entendía por qué ahora intentaba hablar conmigo. Ella fue la que no quiso saber nada de mí.

Narra _____

-Creo que ya viene… - Musitó Cody.

Me besó la mejilla y me susurró un “suerte” al oído.

Me estremecí. Incluso seguramente estuviese roja, pues mis mejillas ardían.

-Buenos días. – Jones se acababa de poner a mi lado y sacó la llave de su despacho.

Le miré sería y perdida. El rubor de mis mejillas debió desaparecer en cuanto la voz seca y cortante del hombre penetró en mis oídos.

Aclaré mi garganta y cogí aire mientras apretaba con todas mis fuerzas las carpetas para calmarme.

Necesitaba un cojín ahora mismo para gritar, para desahogarme.

-Tome asiento, por favor.

El perfil de Jones no había cambiado en ningún momento en esos minutos. Seguía erguido, serio, decepcionado.

Cumplí su orden y tomé asiento en el mismo sillón en el que lo hice unos días antes. Ojalá fuese esa situación ahora mismo.

-¿Sabe lo que la quiero preguntar o se lo tengo que decir? – Lanzó sarcástico.

Mi mirada que iba hacia mis pies se levantó bruscamente para dar con la mirada de ese hombre.

-Las fotos… - Susurré.
-¿Cómo coño no me lo dijiste, ____? ¡Es Zayn Malik! Una de las reglas incumplibles es esta. ¿Cómo pudiste mezclar amor con trabajo? ¿Sabes lo mal que quedará ahora la revista? ¡Todo el mundo nos odiará! ¡Todas esas fans incondicionales te odiarán y nos odiarán y…!

El hombre se metió la mano en el cuello de su camisa intentando aflojarse su corbata y poder respirar más ampliamente. 

Mi mirada iba de nuevo hacia mis pies. Eso que decía Jones lo sabía, era obvio que eso me diría.

-¡Confiaba en ti! Tu sección nueva en la revista prometía, serías una parte fundamental de la revista si continuabas así. Pero, ¿por qué la tuviste que joder ahora? ¿Eh?
-Jones, yo…
-Sé que estarás muy arrepentida. Pero lo que menos entiendo es ¡Cómo pudiste delatarte tú misma! ¿Acaso no sabías que si publicabas esas fotos miles y miles de personas se entrarían al instante? ¡Son sus ídolos! Viven por y para ellos, siguiendo cada paso, cada respiración suya.

-No fui yo. – Interrumpí.

El hombre se quedó seriamente mirándome. Le acababa de sorprender lo que le acababa de decir.

Después de unos segundos, se echó a reír irónicamente.

-Cuénteme otro chiste, señorita.
-Es la verdad, Jones.
-No me va a convencer, _____. Lo único de lo que estoy seguro es que usted ha hecho una muy mala imagen de esta revista. Con lo cual, tengo que tomar medidas respecto a usted.


Mi corazón comenzó a ir a mil por hora, de nuevo.


martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 36.

Abrí la puerta de mi casa totalmente desganada.

No quería ver a nadie, no quería verme ni a mí. Era horrible esta sensación.

La pregunta que retumbaba cada dos minutos en mi cabeza era: ¿Por qué tuvo que aparecer él en mi vida?Yo era feliz.

Me dedicaba a mi trabajo completamente y no tenía ninguna preocupación más.

Y, desde hacía un tiempo, el centro de mi mundo era él, y ahora incluso más.

Tiré el bolso encima del sofá y detrás me tiré yo.

Agarré el cojín y me lo puse en la cara presionando. Grité.

Esa era mi manera de desahogarme. Nadie me escucharía, nadie me vendría a ayudar, yo no quería ayuda.

Me retiré el cojín y limpié mis lágrimas.

Todo el salón estaba a oscuras. Las persianas estaban bajadas y ni siquiera había encendido la luz. ¿Para qué?

Tome aire por mi nariz cuando escuché abrirse la puerta de casa. Era Hel.

Rápidamente soltó las llaves y vino corriendo hacia mí.

-Pequeña… - Musitó.

La miré. Mis palabras no salían de mi boca.

Acudió rápidamente a sentarse a mi lado. Pasó sus dedos pulgares por debajo de  mis ojos para retirarme las lágrimas.

-Hablaste con él, ¿no? – Preguntó.
-Sí… - Contesté.

Hel miró al suelo alejándose un poco de mí. Quería darme tiempo.

-¿Quieres contármelo? – Preguntó de nuevo.

Cerré los ojos mientras tomaba algo de aire.

-Ahora no, Hel.

La chica volteó sus ojos y asintió con la cabeza pasándose las manos por las rodillas.

-Está bien. – Dijo en un suspiro.

Hel se levantó y se dirigía hacia la cocina.

-¿Vas a ver a Harry? – Pregunté.

Hel se quedó parada en medio del pasillo. Se giró y me miró.

-¿Por qué?
-Quiero hablar con él.
-¿Tú? – Exclamó Hel sobresaltada.

Asentí con la cabeza.

-Cielo, se van en un unos días… - Hel de nuevo se aproximó a mí.

Levanté la mirada bruscamente y la miré, desesperada.

-¡¿Qué?! – Exclamé.
-El tour por el resto de Europa. Hoy dan su último concierto aquí, ¿recuerdas?

Mis ojos se abrieron enormemente. ¡El tour! No me acordaba…

-¿De verdad se van? – Musité nerviosa.

Mis manos temblaban. Mi barbilla hacía pucheros de la desesperación.

¿Enserio no iba a volver a ver a Zayn? ¿Se iría y no volvería a saber de él?

Sólo tenía unos días para aclarar todo con él, para convencerle de que yo no había sido quien había subido la foto.

-Hel, ¿tú también te vas? – Pregunté.

Ella era lo único que me quedaba. La necesitaba más que nunca.

Me miró mientras agarraba fuertemente mis manos. Sus ojos estaban perdidos.

-No lo sé… - Musitó.

Cerré los ojos despacio mordiéndome el labio.

No podía ser egoísta. La necesitaba, pero ella quería irse con Harry.

-¿Cómo has hecho para que nadie se entere de vuestra relación, Hel?
-No tuvimos miedo nunca de que alguien se enterase. Nunca nos escondimos. Afortunadamente sí fuimos precavidos y, por eso, aún nadie lo sabe.
-¿Y te importa que lo sepan? – Insistí.
-Mi vida cambiaría radicalmente. Pero si te soy sincera, es el chico al que quiero y aceptaría cualquier estilo de vida por estar con él.

Las palabras de Hel me hicieron estremecerme.

-Pero, ¡oye! ¿Dónde está la chica que sonreía a los problemas? – Exclamó mi mejor amiga. - ¿Dónde está esa chica que prometió no enamorarse en la vida? Parece mentira que ahora estés así, hecha una mierda.

La miré y sonreí a la vez que ella.

-No todo en tu vida va a ser ese chico. Le quieres, y lo sé. Pero su vida es diferente a la tuya y tú eres muy aprensiva. Quizás no te convenga. Y, hazme caso, quizás el ventanal que tiene unas vistas geniales se tiene que cerrar para que una pequeña ventana que da a un patio de luces se abra. Y, ¿quién te dice que ella no es mejor?

La frase metafórica de Hel me hizo comparar a Zayn y a Cody. Zayn el ventanal, Cody la pequeña ventana del patio de luces.

Pero, todo eso era irónico. Yo quería a Zayn, Cody era un simple amigo al que tenía cariño.

Hel sacó su móvil que había sonado previamente.

-¿Qué será? – Añadió.

La miré pendiente.

-Cielo…

Mi amiga inclinó el móvil para que viese la pantalla. Pestañeé un par de veces cuando vi aquello.

Una foto en el parque de atracciones con Zayn.

La foto de la montaña rusa, la que el hombre insistió que aceptásemos pero no lo hicimos.
La habían publicado de nuevo en internet.

En ella salíamos en lo más alto de la montaña. Zayn me abrazaba y yo estaba arrimada a su torso. Era la foto que hacía siempre la montaña rusa en ese punto de la atracción y que luego tenías que recoger en la caseta de debajo. ¿Quién la consiguió? ¿Cómo llegó esa foto a alguien?

El teléfono de casa comenzó a sonar. Hel me miró y yo, continuaba mirando la fotografía en aquel móvil.

Mi amiga contestó.

-¿Sí?

Mi atención estaba en la imagen. No presté atención a la conversación que mantenía Hel.

-Sí, claro, señor.

Hel tragó saliva y me miró a mí.

-Es para ti… - Añadió.

Su cara no indicaba que serían buenas noticias. Al contrario. Me temía lo peor.

Pero, ¿Quién sería a estas horas?

-¿Sí? – Contesté.
-¿Me puede explicar a qué se debe tanto revoloteo en los medios de comunicación, señorita?
-Jones, puedo explicárselo. Yo…
-Quiero que mañana venga antes a la revista. Tengo que hablar con usted.
-¿Me va a despedir?
-Hasta mañana.
-Jones, por favor…

Y colgó.

La mirada penetrante de Hel mientras se mordía las uñas entendió lo que me acababa de decir.

-¿Y bien? – Insistió ella.
-Parece que alguien me ha gafado. – Añadí.
-No, cielo. Parece que alguien está haciendo todo esto adrede.
-Pero, ¿quién haría esto?
-Alguien que te conozca mucho. Tanto como para saber qué haces en cada momento y con quién estas, para ir detrás de ti y conseguir datos de todo lo que haces con Zayn.

En ese momento fruncí el ceño intentando recordar a alguien que se ajustase a la descripción de Hel.


¿Quién? 


lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 35.


*ESCUCHAR MIENTRAS SE LEE* 



Esperaba ansiosa dentro de los patios de la revista. A mi lado estaba Cody, con la mirada fijada en mí y en mi desesperación.

Tenía ganas de derrumbarme, muchísimas. Pero por alguna razón, quizás el estado de shock en el que me encontraba, me impedía romper a llorar.

-¿Estás bien? – Preguntó Cody.
-Intento.
-Lo mejor será que te tranquilices.
-Lo sabe, Cody.
-Pero tú no has publicado esas fotos. No tienes por qué sentirte culpable.

Miré al suelo y pestañeé rápidamente para evitar, ahora sí, salir las lágrimas de mis ojos.

Estaba perdida, aturdida. Un montón de sentimientos se apoderaban de mí en ese momento, y ninguno bueno.

-Será mejor que te metas adentro. – Musité.
-Esperaré a que llegue Zayn.
-No hace falta, Cody. Estoy bien.

El chico se acercó a mí y me levantó la barbilla para dirigir sus ojos a los míos.

-No lo estás. – Susurró.  – No te pienso dejar sola.

Sonreí débilmente. Si no fuera por Cody, ahora mismo estaría tirada en el suelo, pataleando como una niña que acaba de perder su osito de peluche favorito.

-Gracias, de verdad.
-No soy ningún desconocido, no me las des.

El sonido de un motor hizo que mis ojos se acercasen a una pequeña rendija que había al lado de la puerta de los patios.

Ahí estaba ese mercedes negro que tantas veces ya me había montado.

-Ahí está. – Dije alejándome de él.
-Mucha suerte. – Musitó.

Le sonreí en forma  de agradecimiento y, tras pasar el lector, se abrió la puerta.

Un leve brote de aire me alborotó el pelo. Sujeté mi bolso fuerte para que no le desplazase a él y atravesé la puerta cuando se terminó de abrir.

Cogí aire. Me estaba intentando auto convencer de lo que me esperaba ahora no iba a ser nada fácil. Ni mucho menos.

Al contrario.

Coloqué mi pelo mientras andaba hacia el vehículo. Rezaba porque él no estuviese muy enfadado.

A punto de montarme en él, mi móvil comenzó a sonar en el interior del bolso.
Lo miré sobresaltada y lo saqué. Era Hel, ¿qué habría averiguado?

-¿Sí?
-Hola, ____.
-Hola, Hel.
-Tengo malas noticias.

Miré por un momento al coche donde dentro estaba Zayn, intentando disimular lo máximo posible.

Del interior del coche salía humo, por lo que supe que estaba fumando.

No sabía si tenía exactamente el valor suficiente como para saber cómo llegó esa foto hasta ahí, pero ya no había marcha atrás. El daño ya estaba hecho.

-Dímelas. – Musité, casi sin fuerza.
-Las han subido desde tu cuenta.
-¿Desde mi cuenta? ¡Hace siglos que no la uso, Hel!
-Lo sé. Pero alguien ha conseguido hackearla. Las fotos están subidas desde ahí.
-Pero… ¡Es una tontería! ¿Cómo iba a querer delatarme yo misma?

Estaba desesperada y la impotencia se apoderaba de mí.

-Es todo muy raro.

Zayn asomó algo su cabeza para mirarme.

-Hel, te dejo. Luego te llamo.

Colgué el teléfono.

Lo guardé en el bolso mientras me iba dirigiendo al coche. Mi pulso temblaba y mi corazón parecía pedir paso para salirse de mi pecho.

No estaba preparada para escuchar lo de ese chico, y menos ahora.

Agarré el pomo de la puerta y tiré de él hacía mí.

Cerré los ojos intentando evitar que las lágrimas aguantasen, aun que fuesen unos minutos.

-Hola. – Saludé mientras tomaba asiento.

El chico colocó la visera de la gorra que llevaba en su cabeza.

-Hola. – Saludó, seco.

El silencio reinaba mientras el motor del coche rugía, pero el vehículo no se movía.

Zayn tenía las dos manos entrelazadas, esperando un argumento que jamás iba a llegar.

Me miró entendiendo que no lo iba a hacer y mordió sus labios pasando previamente la lengua sobre ellos para humedecerlos

-No puedo creer que hayas hecho esto. – Dijo, casi sin fuerza.
-Zayn, no…
-No. – Me interrumpió. – Te he dado tiempo para que te expliques.
-No he sido yo, joder.
-¡Fuiste tú! Quisiste joderme. ¿Cómo pude ser tan imbécil? Lo único que querías era el dinero, tu ascenso, tu beneficio. Yo a ti no te importo.

Las lágrimas comenzaban a abandonar las órbitas de los ojos de Zayn.

Se llevó las manos a la cara para evitar que le viese.

-¡Se lo dijiste! – Exclamó.
-Yo no he dicho nada, Zayn. Te lo prometo. No fui yo.
-Admítelo.
-¿Cómo quieres admita algo que no he hecho? Zayn, tienes que creerme. Jamás les diría nada. No quiero fama, no quiero dinero ni tampoco méritos que no son míos. Nunca te haría esto, te lo prometo.  

Mis lágrimas no pudieron resistir más y comenzaron a caer como una cascada por mi rostro, esparciendo todo el maquillaje sobre él.

-Pues lo has hecho. – Susurró.
-¿No me vas a creer? – Pregunté.

Levantó la cabeza, la cual tenía dirigida a sus manos, y coincidió sus ojos rojos y encharcados con los míos, que se encontraban en la misma situación.

-No puedo.

El chico negaba lentamente con la cabeza.

Respiré fuerte y llené mis pulmones de aire suficiente para preguntarle.

-¿Qué quieres decir con esto, Zayn?
-No me gustan las personas interesadas.
-¡Y no lo soy! - Exclamé desesperada.
-No quiero volver a verte, _____.

Mi cabeza se giró bruscamente hacia sus ojos.

-¿Cómo? – Exclamé.

Las lágrimas no paraban de caer sobre mi rostro. No podía parar de llorar.

-Vete. – Me ordenó.

Giró la cara hacia la ventana mientras ponía su dedo índice en la barbilla. No quería que le viese llorar.

Le miré. Cogí aire para decirle algo, para insistirle. Pero rápidamente lo solté cuando me di cuenta de que era inútil.

Agarré mi bolso y después abrí la puerta de ese mercedes negro por última vez.

La cerré bruscamente y, limpiándome el rostro, fui hacia el parking para recoger mi coche.

Al girar la esquina un montón de periodistas estaban esperando, seguramente a alguien como yo. O mejor dicho, a mí.

Me colocaba las gafas de sol en los ojos para que no me viesen derrumbada.

Todos se abalanzaron sobre mí, no me dejaban espacio.

Los micrófonos se ponían cerca de mi boca y las cámaras intentaban grabar algún testimonio. Flashes de cámara me alumbraban.

“¿Por qué publicaste esas fotos en internet?”  “¿Es cierto que llevabais esta relación en secreto?” “Si es así, ¿Qué te llevó a traicionar de esa manera a Zayn Malik?”

Miles de preguntas a las cual ignoraba.

¿Ahora mí día a día iba a ser así?

Jamás me había dado cuenta de lo angustioso que puede llegar a ser para alguien este tipo de vida, pero jamás me di cuenta de que yo era como ellos. Sin embargo, todos esos periodistas no se daban cuenta de ello, que yo era una más. Una periodista que se dedicaba a fotografiar a los famosos para llegar a fin de mes con un sueldo estable.

Andaba abriéndome paso entre toda esa multitud de medios de comunicación.

Saqué el lector para abrir la puerta y lo pasé por los infrarrojos.

-Yo no he sido.

Exclamé a todos esos medios de comunicación que me rodearon antes de entrar al parking.

Después, atravesé esa puerta, cerrándola, dejando atrás a todos esos periodistas que buscaban información que no recibirían.

Cogí fuertemente aire y lo solté con demasiada fuerza.

Mi cuerpo se apoyó en la pared y comenzó a resbalar hasta contactar con el frío suelo.

Recordé todos los momentos que había pasado con él. La fiesta, el restaurante, el mirador, el parque de atracciones, el concierto, los ensayos…

Todos esos momentos increíbles que había vivido con él, llegaban a su fin.

Él mismo me lo había confirmado; ya no quería verme, no quería saber nada más de mí.

Aquí acababa mi intensa relación con ese famosito al que no soportaba y, ahora, sin embargo, estaba enamorada de él hasta el último mililitro de sangre de mi cuerpo.


Por esa sencilla y simple razón, no iba a parar de buscar al culpable de todo esto, porque estaba enamorada de él y le necesitaba a mi lado, para siempre.